MÚSICA Y... NATURALEZA
JEAN SIBELIUS: (FINLANDIA, 1865-1943)
Finlandia es un poema sinfónico en el que casi podemos sentir el frío que se abate sobre las enormes masas boscosas de ese inmenso país. Fue compuesto con una motivación patriótica, impedir que el imperio ruso revocara su autonomía. En 1919, cuando Sibelius realizó su versión definitiva, Finlandia ya era independiente.
https://www.youtube.com/watch?v=F5zg_af9b8c
AARON COPLAND: (EE.UU, 1900-1990)
Considerado uno de los padres de la música norteamericana, en el año 1943 compuso el ballet Appalachian Spring (primavera en los Apalaches), en el que con una hábil mezcla de elementos neoclásicos y canciones populares, refleja la grandiosidad del paisaje preindustrial que rodea una granja de Pensilvania a principios del siglo XIX.
https://www.youtube.com/watch?v=DYmM-LE2-OA
RICHARD STRAUSS: (ALEMANIA, 1864-1949)
Eine Alpensinfonie (una sinfonía alpina), la última gran obra orquestal de Richard Strauss, describe el ascenso a una montaña a lo largo de todo un día. Desde el amanecer, pasando por el desencadenamiento de una pequeña tormenta, bancos de niebla, la llegada a la cima y, finalmente, el descenso cuando ya empieza a ponerse el sol. Una auténtica excursión acústica.
https://www.youtube.com/watch?v=sZDkMZmE0YY
ANTONÍN DVORÁK: (CHEQUIA, 1841-1904)
“Antonín Dvorák realizaba largos paseos por los bosques, porque la naturaleza era una de sus grandes fuentes de inspiración”, nos dice unos de sus biógrafos. La obertura In Nature's Realm (en el reino de la naturaleza), dedicada a la universidad de Cambrige, fue estrenada en Praga en su concierto/homenaje de despedida del 28 de abril de 1892. Tres semanas después Antonín Dvořák, su esposa y sus dos hijos se mudaron a Nueva York.
https://www.youtube.com/watch?v=reAaDHus4BY
ANTÓN GARCÍA ABRIL: (TERUEL, 1933)
Terminamos con una composición incidental de este autor absolutamente imprescindible en el panorama de la música española del siglo XX, la banda sonora de El hombre y la Tierra.
Cuenta Antón García Abril que cuando le presentó la trepidante sintonía del programa a Félix Rodríguez de la Fuente, éste dio un gran grito de alegría y le abrazó llorando mientras exclamaba: “esto, esto es lo que yo quería”. La serie fue un éxito que marcó época: en todos los hogares españoles, en los bares, allá donde quiera que hubiera una televisión encendida, se seguía con entusiasmo al doctor Rodríguez de la Fuente, el maravilloso comunicador que nos acercó a la pasión por la vida, pionero en la defensa de la naturaleza, maestro de maestros. El comienzo de la sintonía era la señal para que se hiciera el silencio. Sólo su voz podía ser el acompañamiento perfecto para esta apasionada composición. Inolvidable, pocas músicas de documentales serán recordadas con tanto cariño y nostalgia.
https://www.youtube.com/watch?v=J8UWpMRqFNQ